El sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA) está profundamente implicado en la progresión de la enfermedad cardiovascular y renal. En los últimos meses se han publicado una serie de estudios que evalúan estrategias de bloqueo más intenso de dicho sistema, con resultados no siempre positivos. Mientras que la evidencia va a favor de su utilización en pacientes con proteinuria y, con ciertas reservas, en pacientes con insuficiencia cardiaca refractaria, la generalización de esta práctica en pacientes de alto riesgo cardiovascular no ha resultado exitosa, llamando incluso la atención sobre sus posibles efectos secundarios, muchos de ellos renales. Aparecen también nuevos grupos terapéuticos, como los inhibidores de la renina, y estudios que evalúan la monoterapia en dosis muy altas, que podrían comportar algunas diferencias respecto al más clásico bloqueo dual con inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (IECA) y antagonistas del receptor AT1 de la angiotensina II (ARA II). Con toda la evidencia disponible, siguen faltando estudios comparativos para poder emitir recomendaciones concretas, pero en cualquier caso, cuando se considera la opción del bloqueo más intenso del SRAA debería introducirse vigilando la presión arterial (PA) de los pacientes y la evolución del potasio sérico y la función renal.
Metaanalisis completo BMJ aqui.
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