La comparación reveló una diferencia importante. «Cuando el paciente bebía la solución, las concentraciones de insulina en la sangre aumentaban casi cinco veces más que cuando se inyectaba en el estómago cerrado. Las hormonas intestinales, que desempeñan un papel importante para controlar las concentraciones de azúcar en la sangre, aumentaron bruscamente, lo mismo que determinados aminoácidos. Así mismo, hubo una repercusión importante en los lípidos sanguíneos, reduciéndose las concentraciones a cerca de la mitad», dijo Nils Wierup. Añadió: «Consideramos que estos cambios son parte de la respuesta a por qué la derivación gástrica cura la diabetes de tipo 2. Hemos analizado sólo algunas hormonas intestinales. Es posible que exista un centenar o más que intervengan en el metabolismo de los hidratos de carbono complejos del organismo»
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